Siembra y mantenimiento de tu huerto silvestre

Tener un jardín silvestre requiere algo más que comprender la finalidad de tu jardín silvestre y elegir las plantas adecuadas. También requiere que sepas preparar el semillero y sembrar tus plantas. Es fundamental que el lecho de siembra esté limpio y sea de buena calidad.

Las mezclas de semillas se componen de muchas variedades y especies diferentes, y hay varias variedades disponibles en distintas mezclas tanto para aves de caza como para ciervos, como trébol rojo, trébol blanco, trébol de sangre, alfalfa, veza, altramuz y otras de la familia de las leguminosas. Estas variedades absorben el nitrógeno del aire y lo fijan en el suelo, lo que tiene un efecto positivo en el semillero en el futuro. La diversidad de algunas mezclas también es bastante amplia, y aquí es crucial que el semillero esté en orden, ¡de lo contrario muchas especies no sobrevivirán y la mezcla silvestre no conseguirá el resultado deseado!

El semillero puede limpiarse mecánica o químicamente, y ambos métodos pueden ser muy eficaces. La limpieza mecánica se realiza mediante el rastrillado del lecho de siembra desde abril hasta el momento de la siembra. Los inconvenientes de la limpieza mecánica incluyen el riesgo de desecar el semillero, lo que puede dar lugar a una humedad insuficiente en el suelo para que germinen las semillas. Si eliges utilizar la química en su lugar, el flujo de trabajo es significativamente más corto. Puedes arar el lecho de siembra a principios de primavera, rastrillarlo una vez para nivelar el suelo y rociarlo con glifosato inmediatamente antes de sembrar.

Independientemente del método que elijas, siempre recomendamos tomar una muestra del suelo del semillero, ya que así sabrás qué necesita el suelo para obtener resultados óptimos. Lo normal es que escaseen el calcio y el nitrógeno, dos elementos importantes para el éxito de un guardabosques.

El momento de la siembra suele estar predeterminado por la composición de la mezcla de juego. Sin embargo, como regla general, siempre recomendaríamos hacerlo lo más tarde posible. Esto se debe a que muchas variedades requieren una temperatura mínima del suelo de 10 grados, y las temperaturas más altas tienen un impacto positivo en la germinación.

También es crucial seguir las instrucciones del fabricante en cuanto a la dosis de siembra. La siembra excesiva aumentará la competencia por el agua, la luz y los nutrientes entre las variedades. Sembrar demasiado poco dejará espacio innecesario para las malas hierbas. Por tanto, ten cuidado con la cantidad de semillas.

Por último, recomendamos abonar antes de la siembra con 20-30 kg de NPG o 21-3-10 por 1000 m2. La fertilización puede repetirse cuando las plantas tengan 10-20 cm de altura para dar un impulso extra al crecimiento. Recuerda que la fertilización debe realizarse en condiciones secas, preferiblemente a mediodía para que las plantas estén secas. Al abonar por la mañana temprano o después de llover, corres el riesgo de dañar las plantas a través del nitrógeno del abono NPK, que se depositará en la propia planta durante el esparcimiento.

Un huerto silvestre con leguminosas puras, como alfalfa, tréboles, veza, etc., puede abonarse con un abono PK que no contenga nitrógeno. Es un consejo importante a tener en cuenta, ya que puede ser crucial para la supervivencia y el crecimiento de la planta.

Cuando se trata de controlar las malas hierbas, puedes optar por un enfoque mecánico o químico. El método mecánico consiste en rastrillar el suelo, lo que debe hacerse desde abril hasta la siembra. Si eliges el método químico, se puede arar el lecho de siembra a principios de primavera, rastrillar una vez para nivelar el suelo y rociar con glifosato justo antes de sembrar. Recuerda que es importante que la roturación se realice al menos 4 semanas antes de la siembra, para que el banco de semillas que ha salido a la superficie durante la roturación haya podido germinar; de lo contrario, la pulverización será inútil.

Es importante subrayar que tanto los métodos mecánicos como los químicos pueden ser eficaces, y que la elección entre ellos a menudo depende más de preferencias personales u opiniones políticas que de diferencias objetivas de eficacia.

Crear y mantener un jardín silvestre es un proceso que requiere tiempo, cuidado y conocimientos. Pero con el enfoque adecuado, puede ser una experiencia gratificante que no sólo mejore la vida salvaje de tu zona, sino que también te proporcione una sensación de plenitud y conexión con la naturaleza. Así que, tanto si eres un cazador experimentado, un jardinero aficionado o simplemente un amante de la naturaleza, estos consejos te ayudarán a sacar el máximo partido a tu guardabosque.

Recuerda que el mejor guardabosques es el que se adapta a las necesidades y condiciones específicas de tu zona, así que no tengas miedo de experimentar y adaptar estos consejos a tus circunstancias concretas. ¡Diviértete con tu proyecto!

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